Vivir para otros
Por considerarlo de interés y para una reflexión, les transcribimos lo escrito por Dolores Aleixandre y que apareción en la Pastoral Juvenil y Universitaria de los jesuitas de Castilla
El ensimismamiento narcisista que caracteriza nuestra cultura nos centra y concentra en nuestro yo como lugar preferente de atención, dedicación, cuidado e inversión de casi todas nuestras energías disponibles.
Hemos reducido nuestras vida al tamaño de un bonsai, se nos han encogido los deseos hasta reducirlos a los pequeños bienes accesibles y a pequeñas dosis de racionalidad epicúrea. Nos apuntamos con entusiasmo al pequeño formato dando la razón a la constatación amarga del que decía:"de joven estuve reuniendo materiales para construir un puente con el que llegar a la luna pero, cuando ahora que he llegado a la mitad de su vida, me parece que voy a utilizarlos para hacerme una casita de madera
La visión de la realidad que recibimos no es inocente ni neutra. Hoy interesa a muchos que la gente joven sea conformista y que mantenga bajo el nivel de sueños y utopías porque la realidad es que no parece que hay mucho que ofrecerles y mejor que no se hagan muchas ilusiones.
Pero entonces, es tarea de la VOZ hablar de la realidad de otra manera, el tratar de "desencasillarlos" del grupo de los que no tienen opinión, ni fuerzas, ni ganas de tenerlas, de los conformes, de los que no dan guerra. Y ofrecerles la posibilidad de vivir como sal y como luz.
Y esto no se consigue tanto con arengas y montajes alrededor del día del hambre, sino poniendo todo el rigor intelectual y toda la pasión por la verdad al servicio de la justicia. Y como la preparación teórica no es suficiente, hay que educar a la justicia "por ósmosis" y eso dependerá en gran parte de cómo se ejerza la acogida de los débiles, de su sistema de valoraciones, de la importancia que se de efectivamente a la colaboración, a la ayuda, a la acogida incondicional, al sentido crítico…
Los invitamos a que nos envíen sus comentarios y las reflexiones que hayan surgido.
Que tengan un buen fin de semana
El ensimismamiento narcisista que caracteriza nuestra cultura nos centra y concentra en nuestro yo como lugar preferente de atención, dedicación, cuidado e inversión de casi todas nuestras energías disponibles.
Hemos reducido nuestras vida al tamaño de un bonsai, se nos han encogido los deseos hasta reducirlos a los pequeños bienes accesibles y a pequeñas dosis de racionalidad epicúrea. Nos apuntamos con entusiasmo al pequeño formato dando la razón a la constatación amarga del que decía:"de joven estuve reuniendo materiales para construir un puente con el que llegar a la luna pero, cuando ahora que he llegado a la mitad de su vida, me parece que voy a utilizarlos para hacerme una casita de madera
La visión de la realidad que recibimos no es inocente ni neutra. Hoy interesa a muchos que la gente joven sea conformista y que mantenga bajo el nivel de sueños y utopías porque la realidad es que no parece que hay mucho que ofrecerles y mejor que no se hagan muchas ilusiones.
Pero entonces, es tarea de la VOZ hablar de la realidad de otra manera, el tratar de "desencasillarlos" del grupo de los que no tienen opinión, ni fuerzas, ni ganas de tenerlas, de los conformes, de los que no dan guerra. Y ofrecerles la posibilidad de vivir como sal y como luz.
Y esto no se consigue tanto con arengas y montajes alrededor del día del hambre, sino poniendo todo el rigor intelectual y toda la pasión por la verdad al servicio de la justicia. Y como la preparación teórica no es suficiente, hay que educar a la justicia "por ósmosis" y eso dependerá en gran parte de cómo se ejerza la acogida de los débiles, de su sistema de valoraciones, de la importancia que se de efectivamente a la colaboración, a la ayuda, a la acogida incondicional, al sentido crítico…
Los invitamos a que nos envíen sus comentarios y las reflexiones que hayan surgido.
Que tengan un buen fin de semana
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