El espectáculo y la admiración.
“Entonces el diablo le lleva consigo a la Ciudad Santa, le pone sobre el alero del Templo, y le dice: “Si eres Hijo de Dios, tírate abajo”.
Por supuesto, salta, y que los ángeles te recojan.
Los dejarás a todos obnubilados;
se hablará de ello en Roma, te aplaudirán.
Entonces sí que serás Jesucristo Superstar…
Lo tuyo va a ser comparable a lo de Operación Triunfo en su primera edición.
Las muchedumbres se agolparán para alcanzar una mirada tuya.
El César querrá invitarte a su mesa.
Y al final, cuando se disipen los ecos, cuando se acallen las voces, el olvido cubrirá esto, como todo.
El Reino se construye desde lo pequeño,
no desde los pedestales.
Y por cada persona cuya voz se oye en todo el mundo hay tantas palabras susurradas, tantos gestos anónimos, tantas historias que nunca se escribirán, pero que son un milagro…
El Reino se construye en lo oculto,
y no depende de que nos reconozcan
o nos aplaudan por lo que hacemos.
¿No es verdad que a veces uno puede aspirar a la eficacia, al reconocimiento, al triunfo”, incluso en la construcción del Reino?
¿Tal vez yo a veces también?
¿En mi vida cotidiana, oculta, pequeña, dónde se va construyendo el reino, lejos de focos, cámaras, aplausos y reconocimientos?
Más sencilla... más sencilla
Sin barroquismo,
sin añadidos ni ornamentos.
Que se vean desnudoslos maderos,
desnudosy decididamente rectos.
«Los brazos en abrazo hacia la tierra,
el mástil disparándose a los cielos.
»Que no haya un solo adornoque distraiga este gesto...este equilibrio humanode los dos mandamientos.
Más sencilla... más sencilla...
haz una cruz sencilla, carpintero.
León Felipe
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