PERSONAJES DE LA PASIÓN (II)
Juan, amigo. Vaya semana te espera. Subir a Jerusalén en un contexto hostil. Temiendo perder a Jesús, pero no queriendo dejarlo atrás. Recostarás tu cabeza en el regazo de tu amigo en la cena. Te dormirás en el huerto. Le verás prendido y, como todos, huirás. Luego volverás, y aguantarás, en pie, ante la cruz, perplejo, dolido… Y después, ¿qué?
Juan no es perfecto. Como ninguno de nosotros. Pero ama. Y porque ama, busca. Es amigo, y como tal quiere al otro, aunque no siempre sepa hacer lo correcto. Es amigo, aunque no héroe. Capaz de dormirse sin percibir el dolor que acongoja a Jesús, sí, pero también capaz de desafiar el miedo, a los soldados y a lo que sea para no dejarle morir sólo, en un madero, sin ver un rostro conocido. Juan esta semana se va a ver enfrentado con el fracaso, el dolor y la pérdida.
¿No es mejor amar, aunque a veces duela, que encapsularse?
¿No conviene estar un poco a la intemperie, un poco abierto a otros?
¿No?
¿Qué retos me plantea a mí la amistad, o el amor, o la gente de mi vida?
AMOR SIN MUERTE
Polvo serán, mas polvo enamorado.
Quevedo
Amo y al amar yo siento
que existo, que tengo vida
y soy mi fuga encendida
en constante nacimiento.
Amo y en cada momento
amar, es mi muerte urgida
por un amor sin medida
en incesante ardimiento.
Mas cuando amar ya no intente
porque mi cuerpo apagado
vuelva a la tierra absorbente:
todo será devorado,
pero no el amor ardiente
de mi polvo enamorado
Elías Nandino
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