Sunday, April 02, 2006

SUBIR A JERUSALEM


SUBIR A JERUSALEM

Es algo así como saltar a un pantano lleno de cocodrilos…
Y a veces uno se pregunta ¿no sería mejor tomar las de Villadiego (o las de Belén, para el caso?) ¿Por qué, sabiendo que era el lugar del peligro, de la hostilidad de los poderosos hacia ti, Jesús, decides subir a Jerusalén?
¿Por qué no optar por el sentido común en lugar de la insensatez?
¿Por qué no esperar que se tranquilice el personal, hasta que se pueda seguir anunciando el reino en paz?
¿Para qué subes?
¿Para hacer sufrir a los tuyos?
Menudo panorama.
¿No sería mejor irse de pesca al Jordán?
¿o de boda a Canán?
¿o de fiesta a Betania?
En esa subida reconocemos y admiramos que, a veces, la vida te llama, te grita, te empuja, te sitúa en encrucijadas difíciles.
Y algunas veces en esas encrucijadas, en nombre de lo que crees verdadero, se impone la honestidad, la coherencia y el compromiso.

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