La soledad del niño cyberadicto (I)
José Pastor (Periodista Digital)-. Ante todo, nos encontramos con que el adolescente tiene un fuerte deseo de aceptación social, diríamos que a cualquier precio. En el estadio actual de mundo hipercapitalista, globalizado y con una teórica decadencia sin retorno de principios éticos, ese proceso de aceptación social de un niño pasa por espinosas aristas sobre las que sus bisoñas actitudes no pueden evitar grandes confusiones.
El adolescente se ve inmerso, pues, dentro de una serie de presiones sociales irresistibles que condicionan su individualidad y le obligan a posicionarse. O eres un tipo ‘guay’ o eres un ‘freakie’. Se intuye que no hay gama de grises entre ambos extremos.
En un porcentaje preocupante de casos, la semántica inconsciente le dice a un niño: ‘No, nadie te quiere’. Una de las derivaciones de ese falso o no sentimiento de rechazo es la dialéctica aceptación o marginalidad que se retroalimenta en cierto tipo de videojuegos elocuentemente diseñados en trivializaciones de la violencia. Aceptación o marginalidad.
El desafiante mensaje de un cyberadicto de corta edad parece ser que
Yo potencio mi violencia, así que me aceptáis o me rechazáis del todo. Y aténeos a las consecuencias.
RECHAZO = SOLEDAD +ESCAPE
Esa es la ecuación que maneja el lenguaje de muchos adolescentes que se refugian en algunos videojuegos patológicamente alentadores de distintas formas de violencia.
Una violencia como recurrente solución a cualquier conflicto de lealtades institucionales. Si la familia no responde y la escuela no responde, el adolescente se ve solo y perdido en el laberinto de crisis galopante de su personalidad en formación. Y busca ghettos en los que cobijarse.
El niño no es más libre porque pueda elegir si jugar a simuladores deportivos o simuladores de mafias que conquistan Miami a golpe de venta de droga. La esclavitud que una sociedad psicopatógena le transmite al adolescente es que es “igual de normal” (en tanto que igual de lícito) hacer una canasta triple que matar policías con armas sofisticadas.
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