ADVIENTO
Memoria
“Mas tú, Señor, reinas por siempre,
tu recuerdo alcanza de edad en edad.
Te alzarás,
compadecido de Sión,
que es tiempo de apiadarte de ella”
(Salmo 102,13-14)
Esperamos porque sabemos de quién nos hemos fiado.
Porque preparamos los caminos para una venida que ya comenzó hace mucho.
Porque en la vida es fundamental mantener una memoria agradecida por todo lo recibido.
Aprender de una historia muchas veces trenzada en golpe y dicha.
Recordar las ausencias justas con gratitud, y las injustas con coraje.
En los momentos de dicha recordamos que todo es don.
Y en las noches oscuras, en los momentos en que parece que algo falta,
en las épocas de dolor o sufrimiento,
recordamos las bendiciones que en otros momentos han llenado nuestras vidas de pasión.
Y la entrega de un Dios cuya salvación ya comenzó de manera inexorable.
La sorpresa del Dios del pesebre y la historia de una salvación extraña.
Recordamos con gratitud,
y nos vivimos como partes de una historia
Recuerdo, en este tiempo de adviento,
la historia grande de la que soy parte.
Recuerdo que Dios lleva viniendo mucho tiempo
(en lo grande y en lo pequeño)
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