Una gran verdad...
- Teresa de Calculta
Somos un matrimonio, que al evaluar su caminar juntos, por más de 32 años, estamos convencidos de que el matrimonio puede ser para toda la vida. Pero, para ello se requiere amor, decisión, esfuerzo y constancia de parte de la pareja. Nuestro interés es contribuir con un espacio para diálogar y construir juntos el matrimonio y la familia, sobre roca y no sobre arena.
Toda persona necesita que alguien le diga:
"Me alegro de que existas".
JEAN VANIER.
Una promesa que muchas gentes tienen que oír hoy. En cruces injustas, en cruces pesadas; en realidades atravesadas por el dolor, la soledad, la duda, la incomprensión o el llanto…
¿cómo sonarán esas palabras, dichas desde la confianza de quien no tiene por qué mentir?
Hoy estarás conmigo en el paraíso.
Hoy, porque los cambios, la nueva creación, la humanidad reconciliada, no tiene que esperar más.
HOY, ahora, ya…tal vez si no llega ese hoy es por tanta gente que no decide, no opta, espera sentada…
Conmigo… ¿Contigo? Tengo que conocerte mejor, pues ese “conmigo” me suena a promesa y despierta ecos de una plenitud que no termino de entender.
En el paraíso… que no es un mítico edén, sino ese lugar en el que no habrá más llantos, en que las lanzas serán podaderas, el niño y el león jugarán juntos, habrá paz…
¿Quién es ese Jesús que me invita a "estar con él" ?
¿Cómo estar hoy con Jesús en el mundo?
¿Hoy?¿Cuál es mi HOY en cristiano?
PARA LEER
El señor y tú
" Y para qué buscarle por las tierras, con fatiga, con polvo, por las tierras abiertas donde siempre es de día o por las tristes tierras que ya han muerto;
y para qué buscarle por los años, desgarrando los días, arrastrando la niebla, las nieves del recuerdo, las primaveras, como espadas de oro, si sé que está a mi lado, si sé que tú le tienes...? Como un ángel que ya no se acordara de que lo es, y aún trajera el mensaje en su frente, tú le tienes...
Detrás de ti se esconde, vive en ese paisaje que hay al final del hondo corredor de tus ojos... "
(José María Valverde)
Fuente: Pastoral juvenil y universitaria de los jesuitas de Castilla, España
Juan, amigo. Vaya semana te espera. Subir a Jerusalén en un contexto hostil. Temiendo perder a Jesús, pero no queriendo dejarlo atrás. Recostarás tu cabeza en el regazo de tu amigo en la cena. Te dormirás en el huerto. Le verás prendido y, como todos, huirás. Luego volverás, y aguantarás, en pie, ante la cruz, perplejo, dolido… Y después, ¿qué?
Juan no es perfecto. Como ninguno de nosotros. Pero ama. Y porque ama, busca. Es amigo, y como tal quiere al otro, aunque no siempre sepa hacer lo correcto. Es amigo, aunque no héroe. Capaz de dormirse sin percibir el dolor que acongoja a Jesús, sí, pero también capaz de desafiar el miedo, a los soldados y a lo que sea para no dejarle morir sólo, en un madero, sin ver un rostro conocido. Juan esta semana se va a ver enfrentado con el fracaso, el dolor y la pérdida.
¿No es mejor amar, aunque a veces duela, que encapsularse?
¿No conviene estar un poco a la intemperie, un poco abierto a otros?
¿No?
¿Qué retos me plantea a mí la amistad, o el amor, o la gente de mi vida?
AMOR SIN MUERTE
Polvo serán, mas polvo enamorado.
Quevedo
Amo y al amar yo siento
que existo, que tengo vida
y soy mi fuga encendida
en constante nacimiento.
Amo y en cada momento
amar, es mi muerte urgida
por un amor sin medida
en incesante ardimiento.
Mas cuando amar ya no intente
porque mi cuerpo apagado
vuelva a la tierra absorbente:
todo será devorado,
pero no el amor ardiente
de mi polvo enamorado
Elías Nandino
"Los que prendieron a Jesús le llevaron ante el Sumo Sacerdote Caifás, donde se habían reunido los escribas y los ancianos”.
¿Qué pasa, Caifás? ¿Por qué estás tan enfadado con Jesús? ¿Por qué perseguirle a muerte? ¿Por qué vas a forzar a Pilatos para que le condenen? ¿Por qué te sientes tan amenazado?
Caifás es piadoso, cumplidor, tan perfecto… ¿Por qué este Jesús era tan peligroso para él? Tipos extraños con pretensiones mesiánicas había muchos. De vez en cuando surgía alguno de esos personajes pintorescos que pronto pasaban al olvido. Pero este Jesús era distinto. Amenazante porque cuando hablaba la gente se sentía tocada en lo más hondo.
Amenazante porque el Dios que proponía no exigía una ley, no distinguía puros e impuros, hablaba de “perdón” y no de “castigo”.Caifás tuvo miedo. Miedo del cambio. Miedo de una verdad que haría tambalearse demasiadas cosas. Miedo de tener que mirar a la gente de igual a igual, y no desde arriba. Miedo de un Dios que no cupiese en los límites cómodos de un libro.Tal vez miedo de VIVIR… Y ante esa verdad desnuda y nueva, se rasgó las vestiduras escandalizado.
¿Cuántas veces nos escandalizamos nosotros por cambios, por reformas, por propuestas que pueden desinstalarnos?
“¿A dónde vamos a ir a parar?” dice mucha gente ante nuevos planteamientos… ¿Qué va a pasar con la “tradición”, con lo que siempre se ha hecho?
¿Tal vez no estaría de más contemplar, una vez, de nuevo, la verdad desnuda de un Jesús que abraza a todos, que se ríe de los que se autodenominan perfectos, que habla de un Dios que es padre?
¿DUERMES?
¿Duermes, alma mía? ¿Te has acostado ya?
Llueve y estoy solo y aburrido.
No quise molestarte.Te había visto leyendo a la luz de la lámparay no me di cuentacuándo cerraste la ventanaque da hacia el jardín, la ventana abigarrada por las sombras y por la luz.Golpeé suavemente el vidrio,volví a golpear más fuertey luego entré en tu habitación.
¡Qué limpieza y disciplina! El libro estaba abierto por una página blanca.
¿Qué estabas leyendo en un libro sin palabras?
La cama la encontré arreglada. La sábana nueva, la almohada fresca.
¿Adónde te habías ido?¿Dónde andas de noche solitaria?
El calzado también es nuevoy aquí no hay nada que limpiar.Usas una camisa de piedray ciñe tu cintura una soga de plata. No tienes sudor, ni polvo, ni saliva. Un alfiler pincha mi corazón vencido,
¿acaso eres un médico sin remordimientos, tal vez un clavo del Crucificadoo una espina de su corona?
¡Ven a casa, alma mía!¡
Tráeme hierbas curativas, alma mía!
¡Cúrame, alma mía!
Tudor Arghezi,
En "borricate" de Dios
¡Qué seguro y orgulloso va el pequeño sobre los hombros de su padre!
Ve el mundo desde arriba, con fuerza y alegría prestadas, como si no le costara ya caminar por el mundo, ni necesitara empinarse o buscar un hueco entre las piernas de las personas mayores.
“Mi papá es fuerte, él me conduce hacia un buen lugar y me salvará de todos los peligros”. Por eso el niño, cuando el padre lo baja y debe caminar solo, llora. En una expresión muy popular, en el argot gaditano, se llama esta manera de ser llevado a las espaldas, ir “en borricate”.
Pues bien, nosotros, aunque creamos dirigir nuestra vida y ser muy adultos y autónomos e incluso “chulitos” al volante, siempre vamos en borricate de Dios, como la oveja perdida de la parábola del Buen Pastor.
¿Por qué angustiarnos, por qué temer entonces? La vida es el arte de dejarse llevar por el Dios escondido.